El lijado y el pulido de la muestra son pasos muy importantes del proceso de preparación. Su objetivo principal es obtener una superficie sin deformaciones ni rayaduras que permita observar la microestructura del material, ya que solo de esa manera podrá realizarse un estudio fiable del mismo bajo el microscopio. Muchas veces es necesario someter el material a un ataque químico para poder hacer visibles los contrastes entre las diferentes fases.